EMERGENCIA PLANETARIA

La expresión emergencia planetaria, propuesta por el biólogo Richard Bybee (1991), remarca la gravedad de estos problemas de alcance global y a los que la humanidad se está enfrentando y que podemos resumir así (Vilches y Gil, 2003):

• Una contaminación pluriforme y sin fronteras que envenena suelos, ríos y mares, hace irrespirable el aire y está provocando un acelerado cambio climático qué amenaza con hacer inhabitable nuestro planeta.

• El agotamiento y destrucción (ocasionada por a la contaminación) de todo tipo de recursos, desde los energéticos, los bosques, las reservas de agua dulce… y el mismo suelo cultivable, dando lugar a la lamentable pérdida de la diversidad biológica.

• Una urbanización acelerada, desordenada e incontrolada que potencia los efectos de la contaminación (generada principalmente por la construcción) y el agotamiento de recursos.

• Desequilibrios insostenibles entre una quinta parte de la humanidad que consume sin control y miles de millones de personas que sufren hambre y condiciones de vida insoportables, que son víctima de una pobreza extrema mientras la población mundial sigue creciendo, más allá de la capacidad de carga del planeta.

• Para generalizar , conflictos de todo tipo, desde guerras devastadoras hasta , en el caso particular de México, actividades de las mafias del narcotráfico y empresas transnacionales (que imponen sus intereses particulares sobre los de los menos afortunados).


Con todo esto nos queda más que claro que estamos viviendo bajo una situación de auténtica emergencia planetaria y es el resultado de comportamientos individuales y ciertas veces colectivos que no buscan más que beneficios particulares y a corto plazo, sin darse cuenta del panorama tan triste que le están dejando a las futuras generaciones. El verdadero problema es que, como afirma metafóricamente el teólogo brasileño Leonardo Boff, esta vez no habrá un Arca de Noé para unos pocos, esta vez o nos salvamos todos o nos perdemos todos.